Adopción de medidas de emergencia
Los suizos están acostumbrados a la precisión y, pese a ello, la empresa Lüchinger AG estuvo luchando durante cuatro años con una moldurera fabricada en el Extremo Oriente. Sin embargo, llegó el momento en el que no pudo más.
Un libro de pedidos repleto es algo muy bueno, pero los problemas surgen, cuando la capacidad de producción es insuficiente. Por esta razón, la empresa Lüchinger AG estuvo muy contenta cuando un fabricante de Asia le ofreció el suministro inmediato de una moldurera, que parecía ser una máquina ideal como complemento de la antigua Weinig Hydromat. Los suizos aceptaron la oferta, pero no tardaron en arrepentirse mucho: un defecto de material le seguía a otro y los fallos eran pan de cada día. La máquina no alcanzaba ni con mucho el rendimiento prometido. Cuando para colmo el proveedor de servicios cercano decidió liquidar su negocio, Max Lüchinger senior adoptó una medida de emergencia. «En ese mismo momento supimos que es importante tomarnos el tiempo necesario para encontrar una solución eficiente y personalizada», señala Arthur Pfiffner, el jefe de taller. El camino condujo nuevamente a WEINIG. Junto con los especialistas de Tauberbischofsheim y tomando como base la Powermat 2400 se desarrolló un concepto de fabricación individual. Con el husillo universal y la sofisticada tecnología para el cepillado especial para crear una textura determinada, Lüchinger cubre ahora cualquier necesidad del mercado. «Después de muchos años de incertidumbre, ahora nos sentimos muy contentos», subraya Arthur Pfiffner. Y si de hecho fuera necesario pedir alguna vez un consejo, la línea directa de WEINIG está disponible. «Siempre hay inmediatamente una persona de contacto competente en la línea que puede ayudar», aclara Arthur Pfiffner.